el marco de la pintura

El Premio Botero y el Triunfo de la Pintura

El premio Gordo*

“La figura bloqueada no alcanzaría su inevitable estaticidad si entre ella y el espacio existiera aire” estas palabras fueron escritas por Marta Traba hace unos treinta años refiriéndose a la obra pictórica de Fernando Botero. El argumento que maneja esta señora es sencillo: si se reduce el marco y se agranda la figura, se hace imposible el movimiento. Ahora bien, podemos leer este texto de otra manera, sobreinterpretándolo quizás, evidenciando su carácter profético: si la difunta Marta Traba no estuviera difunta, podríamos pensar que se estaba refiriendo a la labor de Fernando Botero como gestor del Premio Fernando Botero.

El artista está demostrando que la fórmula que ha aplicado durante su extensa trayectoria en la pintura, puede ser perfectamente aplicable dentro de sus aspiraciones en la gestión cultural: hasta ahora, sólo ha reducido el marco, pero promete agrandar a la figura. Señor Botero, su generosidad es inmensa, y seguramente sus intenciones son buenas; pero no cree que al contexto del arte colombiano le convendría seguir ampliando su marco.

El texto de la convocatoria a este premio aclara que la restricción en los medios en los que se pueden presentar las propuestas, se debe a las limitaciones técnicas de los organizadores. Lamentablemente eso no convence a las personas que en repetidas ocasiones hemos escuchado declaraciones del maestro en las cuales habla con desprecio de expresiones como videos, performances, instalaciones o intervenciones de multimedia.

Señor Botero, ya entrado en gastos, ¿qué más le costaba mandar adaptar un par de proyectores? ¿Ampliar el marco?

Esta humilde publicación considera que a los jóvenes artistas les viene bien respirar, y que para ello tampoco sería apropiado seguir agrandando las figuras.

El ya referido texto de la convocatoria, aclara también que este premio, de cien millones de pesos, es único, indivisible, personal e intransferible. Las condiciones de único, indivisible y personal, ya nos hacen dudar un poco del tipo de competencia que fomenta este premio; pero qué es eso de intransferible, ¿un premio en dinero que no se puede transferir? Eso significará que el premio es puramente simbólico, ¿no servirá para nada? Ni siquiera se podrá gastar; pero qué honor, servirá para inflar una figura.

Las jornadas de recepción de las propuestas comenzarán este viernes 28 de enero. Apreciadísimo lector, si tiene algo para mandar mándelo; porque esa plata no le cae mal a nadie; pero si gana, esta publicación le profetiza que su figura se inflará, así es que por favor interceda para que se amplíen los marcos, para que ni usted se asfixie, ni nosotros nos asfixiemos.

*Publicado el 25 de enero de 2005 en ‘Profecías’, semanario de una hoja distribuido en el departamento de arte de la universidad de los andes.

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El mercado manda

En el medio del ‘arte contemporáneo’ la pintura prácticamente se ha desmaterializado. Por una parte, desde hace más de una década se desplaza hacia la fotografía, donde prima ‘lo pictórico’. Por otra, el impacto de softwares y demás tecnologías, es visible en el carácter fotográfico-mediático de buena parte de la producción actual. Estos desarrollos seguramente no tendrán cabida en un premio como el Botero, aunque no impliquen el uso de videobeams y monitores. La resistencia que se plantea viene de una pintura que va más allá de los formatos convencionales. El Premio Botero no creo que esté interesado en estimular nuevos desarrollos, sino buen oficio y proyección en el mercado. El mercado manda y este premio no hará sino confirmarlo. Les anexo una breve nota, en la que se anuncia un regreso de la pintura gracias a la megaexposición que un conocido coleccionista (Saatchi) está preparando para este año.

«Quien paga la orquesta, elije la música»

Camilo Atuesta

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Pintura Saatchi >

Aunque para vender productos nadie se las apaña como el publicista Saatchi que ya está preparando el regreso de la pintura al primer plano del arte actual… y de paso aumentar el valor de las nuevas adquisiciones para su colección. Mr. Saatchi está preparando una gran exposición llamada «El Triunfo de la Pintura» para enero de 2005, que ya se empieza a anunciar en revistas tal como se empieza a anunciar cada vez más temprano la llegada de la navidad. Esa exposición estará compuesta por pintores estrella de su colección como Martin Kippenberger, Peter Doig, Marlene Dumas, Luc Tuymans o Jorg Immendorff, junto a unos, de momento anónimos pero colectivamente bautizados «young key artits», es decir «artistas emergentes clave» (pintores, claro…).

La operación no solo ha comenzado con los anuncios si no también con las obras que actualmente está exhibiendo la Saatchi Gallery, en la que junto a sus grandes iconos (Hirst, los hermanos Chapman, Sarah Lucas, Ron Mueck…) ha empezado a colocar cuadros de este mismo año comprados seguramente a esos mismos «young key artists» de los que

habla la publicidad de «El Triunfo de la Pintura». ¿El resultado de momento? Pues que todos los demás jovenes pintores que ahora mismo están exponiendo en Londres están pintando para que les compre Saatchi. Lo deciamos antes, el mercado marca tendencia, y esta temporada se va a llevar la pintura, con colores pastel difuminados, el estarcido, y un cierto regusto por la pintura romantica y de paisaje.

tomado de Contraindicaciones

http://www.e451.net/contraindicaciones/archives/000126.html

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Pintura, donaciones y narcotráfico

El narcotráfico ha permeado todas las esferas en nuestro país, y no sólo en él, en el mundo entero. Bush viene a Colombia a respaldar a Uribe por su lucha con contra el narcotráfico, no contra la guerrilla, que ya no es comunista -como dice Saramago- pero aunque lo fuera, el comunismo dejó hace años de ser un problema de seguridad nacional para Estados Unidos, el narcotráfico no. Cómo va a dejar de serlo si gracias a él, de este país salen millones de dólares cada semana hacia surámerica por ese apéndice

que es la Florida, como si tuviera una peritonitis y se hubiera perforado. Pero cualquiera sabe que los dineros con que se eligió y reeligió a Mr. Bush no provienen propiamente de vender hostias, vienen, en el mejor de los casos de sacarle el petróleo al subsuelo, satisfaciendo ese deseo de ponerse cada día a más 50 kms/hora que el hombre moderno se ha creido como necesidad, satisfacción que genera entre un 60 y 70% del daño irreparable que el planeta recibe segundo a segundo. Ahora viene el Salón de Arte Popular

patrocinado por la British Tobaco Co. ¿Acaso no es malo el origen de ese dinero? Vamos más allá: ¿Quiénes patrocinaron las obras de Miguel Angel & co? no fue una caterva de papas católicos absolutamente obsesionados con pasar a la historia? ¿no fue acaso con el oro que les daban unos reyes perversos? eso en el mejor de los casos, porque en el peor venía de las bulas que vendía la Iglesia para que la gente bien tuviera separado un buen lugar en el cielo. ¿No fue en parte con este oro que se construyeron las catedrales

góticas de toda Europa? ¿Con que recursos y mano de obra se hicieron las pirámides? Bueno, en fin, ya me esta dando no sé que Sr. García, ¿sabe ud. de donde viene la plata gracias a la está leyendo este mesaje? No estoy justificando nada, solo le pido menos ingenuidad. Las drogas son ataudes con pinta de juguetes, en nada me interesan, pero podemos estar seguros de que su tráfico no le interesa a nuestros gobiernos por el daño que se hace la gente (entre ellos artistas y bien famosos) sino por la plata que se les vuela.

Botero no es un artista de segunda. Lejos de serlo, es un artista digamos lo menos, de moda, ha sido uno de los más cotizados en todo el mundo aunque nos pueda incomodar, bueno o malo, lo es. Cuantos artistas vivos latinoamericanos están en las agendas y calendarios de Taschen aparte de Botero? Averíguelo. Esto es solo por decir algo, porque cualquiera que viva en Venecia, Milán, Florencia, París, Nueva York, Tokio y otras ciudades del «primer mundo» le diran que tienen bien presentes los días en que ciertas esculturas engordaron el aire en sus calles, parques y jardines.

Que a Botero le encante la plata, no lo dudo, y la verdad no me interesa juzgar su obra. Pero respecto a sus consideraciones sobre sus donacicones tengo que decirle que si bien el Picasso y el Monet que reposan en la colección Botero están lejos de ser las chef d’ouvre de estos maestros, tampoco son cualquier segundazo, porque si algo tiene la colección es que fue hecha por un artista, no como la Rau o tantas otras que que son hechas por personas que aman el arte y el dinero también, pero no tienen la mirada de un

pintor.

De cualquier manera el «aporte a la plastica nacional» (como reza en los criterios de cuanta convocatoria hay) de parte del maestro Botero no está tanto en su donación como en la influencia que su obra ejerció en artistas por quienes profeso mi mayor respeto, digase apenas por citar un ejemplo: la maestra Beatriz González.

Luis Daniel Abril

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Anestesia crítica nacional

Los comentarios relacionados con Botero son otra muestra de lo que podría llamarse «anestesia crítica nacional»: por un lado, la incapacidad de considerar en detalle, con capacidad argumental, que su obra no sea todo lo importante que parece y pretende; por el otro, los matices y argucias de todo calibre implicados en sus «generosas» donaciones.

Parecería que la FAMA innegable del artista antioqueño lo estuviera vacunando igualmente con éxito de cualquier REFLEXION. Y no solo en el mismo Botero, que no pasa de exhibir su absoluta y descarada ignorancia e incapacidad intelectual en cuanto al desarrollo e importancia de las ideas del siglo XX, «refutadas», además, con el único único argumento de que vende y ha exhibido en todas partes, «hasta en el Hermitage»… y su legendaría antipatía doméstica por el arte Abstracto sobre la que construyó el caballito de

batalla de su simultáneamente divertida y deprimente Figuración. Pues de ahi no sale ni ha podido salir.

Una cosa es ser famoso, resultado de logros basados en talentos demostrados y de una posterior y estratégica mediatización, otra resultar artísticamente creativo y pertinente. El fenómeno del mercado-Botero garantiza apenas la circulación adornada de prestigio del producto material que lo justifica y sostiene (pues ese es su juego), no el que su obra, considerada en conjunto, termine necesariamente por representar un aporte realmente significativo en lo que tiene que ver con arte moderno o actual. Su fortuna crítica no va

más allá del tipo apologético-ubícuo que requiere cualquier estrategia de ventas. De ahi que, entre otras razones, haya tenido que emplearse a fondo en instituir localmente, como cualquier Omar Rayo, un reconocimiento forzado a partir del «chantaje» cultural de sus también muy gordas donaciones.

O es que la «generosa» donación que hizo recientemente al Museo Nacional no destaca una idiotez evidente por donde se la mire: estereotipados muñequitos de historieta salpicados de balas y sangre en la versión más escolar y académica de una denunciante obviedad nacional. Pero hagamos de todos modos la salvedad retrospectiva de siempre: que el maestro Botero era muy bueno en otra época cuando se exigia creativamente para abrirse paso al reconocimiento, porque talento si tuvo, pero que como tanto maestro nacional (el anécdótico caso Obregón), desde hace rato dejó de «inventar» para dedicarse a «producir» una serie interminable de imágenes de fácil reconocimiento, de firmitas automáticas cuya ubicuidad termina por sobreimponerse como una calcomanía en el acto regional de tomarse un tintico en taza y pocillo adornados con la hipertrofiada historieta de siempre.

Verdaderamente, el triunfo de Botero ha consistido en ponerse en el lugar popular del estereotipo, es decir, gracias a su montañerismo y rusticidad esencial, y a su abultada chequera, en declararse de una vez por todas en el Juan Valdez del arte nacional.

Lo de la calidad, mecanismo y astucias de sus donaciones (haciendo salvedad de aquellas piezas significativas e importantes, propias y ajenas, que no vamos a dejar, ni mucho menos, de reconocer) y lo de los 100 millones con que espera estimular el arte de artistas de menos de 35, podría ser harina de otros email.

Antibotéricamente, Pedro Falguer

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El triunfo de las relaciones públicas

Esta crónica sobre la exposición de pintura organizada por Saatchi fue publicada por EFE el lunes pasado. La reenvío (CON ALGUNOS COMENTARIOS).

Rosa

TRAS TIBURONES EN FORMOL Y CAMAS DESHECHAS, VUELVE LA PINTURA

Joaquín Rábago, LONDRES (EFE)

Tras los tiburones conservados en formol y las camas deshechas, llega de nuevo la hora de la pintura, según proclama el coleccionista británico Charles Saatchi, que es quien parece marcar las pautas del mundo artístico británico.

Genial publicitario, Saatchi, nacido en Iraq en 1943 en el seno de una familia judía que le trajo de niño a Inglaterra, es famoso no sólo por haber contribuido al triunfo político de Margaret Thatcher con un exitoso anuncio antilaborista, sino sobre todo por su contribución al joven arte británico «BritArt».

Saatchi fue el artífice del estrellato de una nueva generación de artistas que incluye a Damien Hirst, al que compró una cabeza de vaca putrefacta metida en un cubo de cristal, o Tracey Emin, por cuya cama deshecha con las sábanas sucias, y botellas de vodka, condones y colillas en el suelo pagó en su día unos 290.000 dólares.

Exposiciones como «Sensation», de 1997, mostrada en Londres y Nueva York, creó una fuerte controversia a ambos lados del Atlántico con el retrato de una asesina de niños hecho con cientos de huellas dactilares de niños o una «madonna (virgen) negra» en cuya confección se utilizó excremento de elefante.

Lo cierto es que «Sensation» fue, gracias al escándalo montado, un gran éxito que le reportó a Saatchi millones de dólares de ingresos y generó muchos más en gratuita publicidad para todos sus artistas. Sin embargo, algunos creadores, como Peter Blake, le han llegado a calificar de «influencia maligna» porque ha lanzado artificialmente a

algunos artistas y ha convertido de paso en víctimas a otros (¿LES SUENA COMO A CONCURSO DE PINTURA BOGOTANO?).

Alguno de sus antiguos protegidos, como Sandro Chia, han llegado a acusarle de haber destruido su carrera cuando revendió las obras que había adquirido a los galeristas a quienes se las compró. Otros vieron una especie de venganza divina en la destrucción, el pasado mayo en un espectacular incendio, de más de un centenar de las

obras de distintos pintores que guardaba en un almacén. (¿SERÁ QUE SÓLO LE QUEDÓ PINTURA Y ESTÁ SUBIÉNDOLE EL PRECIO?)

Ahora, en lo que muchos consideran un nuevo truco de ese genio de la publicidad, Saatchi ha dispuesto que, lejos de haber muerto, la pintura, ese medio que los artistas de su cuadra parecían haber abandonado por obsoleto, no sólo sigue viva sino que reaparece triunfante.

En el espacio de exposiciones que se ha reservado en el County Hall, pomposo edifico neoclásico a la orilla del Támesis, al otro lado de las Casas del Parlamento, Saatchi se propone ahora, con motivo del vigésimo centenario de su galería, celebrar la importancia de la pintura exhibiendo, en tres partes, a más de medio centenar de artistas.

La primera, ya prácticamente instalada y que podrá verse a partir del miércoles (AYER), no supone ningún descubrimiento ya que incluye a artistas tan conocidos como los alemanes Martin Kippenberger, ya fallecido, y Joerg Immendorff, el accionista austríaco Hermann Nitsch, el británico-canadiense Peter Doig, el belga Luc Tuymans o la

sudafricana residente en Holanda Marlene Dumas.

Son creadores muy distintos, entre ellos, que, con excepción de Nitsch, practican un arte fundamentalmente figurativo: irónico en el caso de Kippenberger, entre el neoexpresionismo y el cómic sucio en el de Immendorff, misterioso y fantástico en Doig, de un erotismo ambiguo en Dumas, o sutil alusivo con Tuymans.

Algunos artistas consultados sobre la nueva exposición la califican más bien de «triunfo de las relaciones públicas» más que de la pintura y recuerdan otras precedentes como «The New Spirit of Painting» («El Espíritu Nuevo de la Pintura»), de Londres (1981) o «ZeitGeist» («Espíritu de la Epoca», de Berlín (1982), que propulsaron las carreras de pintores como Chia, Clemente, Schnabel, Baselitz, Lupertz, David Salle y tantos otros.

EFE

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Pintura como espectáculo

«El espectáculo es el capital en un grado tal de acumulación que se transforma en imagen.» Guy Debord

Detrás de la intuición de un coleccionista como Saatchi, se esconde un irresistible deseo por dejar atrás más de tres años de tensiones con su artista favorito: Damien Hirst. Las principales obras de este artista, que formaban parte de la colección del publicista, fueron compradas por el mismo Hirst, quien seguramente temía que fueran sacadas a la venta por Saatchi por debajo de los precios del mercado, tal y como hizo con Sandro Chia en los 80’s, lesionando de forma definitiva el mercado del italiano.

Saatchi se quedó con una obra de Hirst que por ningún motivo permitió que volviese a manos del artista: la del tiburón flotando en el acuario, que el magnate, contrario a lo que

se esperaba, vendió hace meses a un coleccionista americano por una cantidad ciento cuarenta veces mayor de la que pagó en la década de los 90’s.

Es el «Triunfo de la Pintura» el desenlace de esta historia de amores y odios? Eso es lo de menos. Lo que si es seguro es que Saatchi no querrá saber de nada que se sitúe fuera del marco de la pintura, por lo menos por este año.

No será que la operación consiste en poner el marco para encoger la figura?

Mery Boom

Exponiendo con el enemigo (hirst en la ‘white cube’)

http://www.whitecube.com/html/artists/dah/dah_frset.html

el manejo mediático >

GALERIA SAATCHI ABANDONA EL ARTE CONCEPTUAL PARA CELEBRAR TRIUNFO DE LA PINTURA

LONDRES, Ene 27 (AFP) – Tras el tiburón disecado de Damien Hirst o la tienda con los nombres de sus amantes de la «niña terrible» del arte británico, Tracey Emin, la galería Saatchi abandonó el arte conceptual para celebrar el «triunfo de la pintura, en una exhibición que abre sus puertas el miércoles en Londres. Hace ocho años, el genial publicista Charles Saatchi, que es uno de los principales protagonistas del arte contemporáneo, dio a conocer al mundo el movimiento llamado «Britart», con su exposición Sensation, donde la pieza que más atención acaparó fue el tiburón flotando en formol de Hirst. Ese tiburón, que ha adquirido un estatuto casi mítico en el mundo del arte británico, fue comprado el año pasado por un rico coleccionista para el renovado Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), por 7 millones de libras (13 millones de dólares), más de 140 veces de lo que había pagado Saatchi. Pero, pese a los millones de libras ganadas con el arte conceptual -que se apoya en el vídeo, la fotografía y las instalaciones-, Saatchi parece estar anunciando con su nueva muestra, cuyo título proclama «El Triunfo de la pintura», el declive ineluctable de ese arte. Algunos críticos de arte en Gran Bretaña consideran que la exhibición es, sobre todo, «una nueva operación publicitaria» de Saatchi, ya que la pintura nunca ha dejado de estar presente en el arte.

Pero para la experta de arte Meredith Etherington Smith, la muestra refleja «un nuevo capítulo en el arte contemporáneo». «Saatchi es un coleccionista lleno de pasión y goza descubriendo lo nuevo en el arte. Ahora, varios años después de descubrir a los jóvenes artistas británicos, está enviando el mensaje de que los creadores quieren volver a la pintura», dijo la experta a la AFP. «Pero el mensaje de la exhibición no es que se está volviendo atrás, de regreso a la pintura, sino que se está avanzando, hacia la

pintura», concluyó.

(AFP)

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El museo como marca

Desde que Thomas Krens reestructuró la colección del Guggenheim a partir de su valor de cambio (capitalizar tendencias como el minimalismo y conceptualismo) y no de su valor histórico (salió de Picasso, Klee, Delaunay, Chagall, Miró, Dalí), la colección de esta institución que opera por franquicia quedó instantáneamente convertida en mercancía, su nombre en marca y sus museos en espectáculos para turistas.

Saatchi está realizando la misma operación. El coleccionista necesita renovar su imagen, que es -como señala la cita de Debord que nos trae Mery Boom- lo que mueve el mundo. Es decir, no se trata de escaramuzas post-vanguardistas entre lo conceptual y lo pictórico. Eso es parte del espectáculo mediático y de los acomodamientos de los poderes locales cuya imagen se nutre de distintos soportes (pintura, instalación, video, etc) y, como nos lo recuerda Regis Debray*, del trabajo y las expectativas de los

artistas:

«Nuestro ‘artista’ ha trabajado sucesivamente para las comunidades religiosas, las cortes principescas (Anjou, Borgoña, Berry, etc), el rey, su corte y su Academia, los críticos y salones, y finalmente, en la época empresarial, la nuestra, para las empresas, los medios de comunicación de masas y los museos. [.] La pintura sagrada ha declinado con el poder temporal de la Iglesia; la gran pintura de historia y mitológica, con la de la monarquía absoluta; el retrato y las escenas de género con la de la burguesía rentista. El ‘para quien?’ responde al ‘para qué?’. El espíritu del sistema dice: el gobierno del arte pertenece, dentro de cada época, a un grupo mediador central. Entendido por tal el grupo social que, en cierto momento de Occidente, infunde su espíritu y su estilo, porque administra lo sagrado del momento. La Iglesia ha administrado a Dios y la salvación, las cortes principescas, el poder y la gloria, las burguesías, la Nación y el progreso, las empresas multinacionales el beneficio económico y el crecimiento. El detentor de los valores de unificación, es decir, de lo sagrado social, es también el que se queda con lo mejor y los excedentes económicos. El principal coleccionista de plusvalía colecciona las imágenes

más valiosas. Como es el que las encarga, las adquiere y las promueve, es también, naturalmente, el árbitro de las elegancias y el índice de los valores. ‘El que paga la orquesta elige la música’.»

Bueno. Que siga la fiesta.

Gabriel Merchán

* «Vida y muerte de la imagen», Regis Debray. Paidos, 1994

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Cúmulo de mercancía

Si considera que el exito de un evento artistico se mide con indicadores de asistencia, si tiene en mente ‘capitalizar’ la imagen de la institución que dirige, convertir su coleccion en un ‘cumulo de mercancias’, sus obras en ‘imagen de marca’ y su discurso en publicidad, le aconsejo tener en cuenta ‘Las 10 Lecciones de Saatchi & Saatchi’.

No es un chiste. Es en serio.

Mery Boom

Lección 1: Manipular la atención

En el actual paisaje de marcas -imagen institucional, de coleccion, de obra-, los responsables del marketing compiten entre sí para lograr que la gente les preste atención y participe en sus eventos. Podríamos decir que estamos en una economía de la atención. Su primer cometido es hacerse con la atención del público y, luego, utilizarla de la mejor manera posible.

Lección 2: Las ideas

La cultura debería considerarse no como parte del sector de servicios, sino como un sector industrial cuyo producto final son las ideas.

Lección 3: La belleza apacigua a las fieras.

Todas las culturas humanas son culturas de la belleza. La belleza apacigua a las fieras. Aparte de ser atractiva para el ojo, la visión de la belleza actúa para la mente como una señal de que debe dejar de evaluar, seleccionar y criticar.

Lección 4: Venda historias, no conceptos

Los anuncios tradicionales se guiaban por una filosofía de «porque podemos», es decir, intentaban vender convenciendo al espectador de las cualidades de la obra. Sin embargo, las palabras mágicas hoy en día son «porque usted lo quiere».

Lección 5: Sea un evangelista de las ideas

El artista solía aspirar a quedar para la historia, pero ahora debería «aspirar a la fama». El objetivo es que la gente hable de nuestra marca porque el boca a oreja es todavía la publicidad más efectiva.

Lección 6: Accione un detonador; use TNT

Un «detonador» es una idea diseñada para desencadenar los tópicos que subyacen en una campaña para que todo el mundo hable de su próximo lanzamiento, así como para captar la atención de los «medios de comunicación gratuitos».

Lección 7: El ingenio invita a la participación

El humor hace que un mensaje tenga más probabilidades de ser repetido verbalmente. Mediante el humor, la personalidad de una marca nos demuestra su humanidad, estableciendo un vínculo con la personalidad del público y haciendo de la imagen de marca un puente que une al público con la obra.

Lección 8: La imagen de marca genera riqueza

Las propiedades de una marca tales como el Cowboy de Marlboro, el Hombre Michelin o el tiburon de Damien Hirst otorgan a una marca presencia física en el mundo real, más allá del producto en sí, creando para la marca un beneficio tangible que crea valor añadido. Podría resumirse en la ecuación «Producto + Personalidad = Marca».

Lección 9: Ideas más grandes que las obras

Si las ideas son la divisa del futuro, restringir las ideas de una marca a la publicidad resulta bastante limitado. Las ideas de marketing que no están ligadas a los medios de comunicación tradicionalmente utilizados para hacer publicidad han sido utilizadas durante décadas, pero se les denominaba relaciones públicas.

Lección 10: Mejora continua

La mejora continua (kaizen en japonés) aplicada a la publicidad puede contribuir a mejorar la idea desde que es un concepto hasta que se concreta el guión final. No existe hoja de ruta para la creación de ideas y los creativos son los únicos navegadores que poseen una intuición para guiarse sin mapa en el universo de la creación. Sin embargo, todo el mundo aporta mejoras a las ideas: artistas, fotógrafos, etc. Como dicen los japoneses, «ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros».

Las 10 Lecciones de Saatchi & Saatchi (version pura y original)

Haz clic para acceder a CreativeLeaps.pdf

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Arte conceptual y publicidad

Alexander Alberro nos muestra cómo el Arte Conceptual fué un movimiento fundado, no por artistas como Graham, Kosuth, Le Witt y Weiner sino por el dealer y genio del marketing Seth Siegelaub quien a mediados de los años 60´ promovió los artistas y el Arte Conceptual a través de una agresiva campaña publicitaria («Image») dirigida fundamentalmente a las Corporaciones y más puntualmente a la figura del Presidente Corporativo.

Es paradójico ver cómo un movimiento que difundió a los cuatro vientos su intención de destruir el mercado del arte, fué un movimiento que creció gracias a una estrategia de marketing sin precedentes.

He aquí unos pocos párrafos, pero el valiente que éste interesado en enfrentar sus contradicciones de “artista contemporáneo”, verdugo del sistema burgués capitalista y la vez hombre de negocios, puede bajar de la dirección que adjunto el primer capítulo (PDF) del libro de Alberro “Conceptual Art and the Politics of Publicity”.

Verán cómo el pobre de Saatchi y su decálogo, al lado de Siegelaub, no es más que un pobre aficionado y el pintor, un frágil DC3 al lado de éste avion a reacción de los negocios que es el artista conceptual contemporáneo. Y lo mejor puede ser que quede en evidencia que la fobia por la pintura es SOLO la lucha por un mercado, tal y como comenzó siendo en los 60´. Lo que pasa es que las luchas por el mercado se convierten por obra y gracia del sofista, en filosofía y en manos del aficionado en histeria militante.

Ésta es la direción de donde pueden bajar el texto.

Haz clic para acceder a 0262511843chap1.pdf

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(…)

“Image” se presentó al mundo corporativo como “Especialista en Relaciones Públicas : ”Nos especializamos en el desarrollo y la organización de programas de relaciones públicas dirigidas a las Artes», declaraba un folleto promocional de «Image» dirigido a clientes corporativos potenciales. «El programa de arte es el medio con el cual

usted cuenta su historia a la comunidad … [está] diseñado para darle el máximo rendimiento en sus relaciones públicas-dólar ”.

Sin ninguna duda Siegelaub y Wendler estaban en lo cierto: el arte es capaz de dar dimensiones de personalidad incluso a las corporaciones . También es claro que destacando la dimensión personal de “su historia”. “Image” establece un sistema diferenciador. Así como la gama de rasgos que distinguen la personalidad, el arte viene a jugar un papel igual en un campo de distinción de valores de mercado. La infusión de fondos corporativos era un elemento importante en la expansión de mercado del arte a mediados de los años 60. La ideología corporativa en esa década era una fuerza dinámica, a medida que el mundo de los negocios emprendió transformaciones dramáticas de la manera como

funcionaba y el modo como se imaginaba a si misma. De modo significativo, los coleccionistas corporativos mostraron tajantemente su preferencia hacia el arte contemporáneo por sobre el arte más establecido. Muchos profesionales en práctica corporativa, especialmente en departamentos de relaciones públicas, se imaginaron éste arte innovador como un aliado simbólico en la búsqueda del espíritu emprendedor; un excelente socio en sus propias luchas para revitalizar los negocios y el orden del consumo. Además, las tendencias contemporáneas y las innovaciones en arte ofrecieron al jefe corporativo una imágen progresista en el mundo de los negocios y un testimonio público de

compromiso con las nuevas ideas .

Un texto de 1967 que fué dirigido claramente a los ejecutivos corporativos y a los poseedores de acciones, declara que:

«Existen… ventajas inmediatas y directas para el coleccionista corporativo… El gerente ejecutivo y aquel, han logrado reconocer las muchas ventajas prácticas en términos de relaciones públicas, entre otras la construcción de un prestigio y el establecimiento de una reputación de hombre progresista. Esta reputación es vital dentro de la institución

moderna de los negocios. Influye en la aceptación del consumidor de sus productos; ayuda a atraer talentos jóvenes y dinámicos a la mesa ejecutiva; satisface el interés del accionista en su capacidad de competir y contribuye perceptiblemente al respeto de todos los segmentos de la sociedad. Asi, el patrón corporativo podría compartir el credo de los economistas del liberalismo tales como Milton Friedman, quien sostiene que una corporación solo es responsable de producir beneficios y aún así puede justificar la

ayuda a las artes como “interés personal culto”.

Siegelaub estaba determinado evidentemente a explotar esta nueva y potencialmente enorme fuente del patrocinio corpoativo DE UNA MANERA PARALELA A LA QUE SE ALIMENTÓ DE LAS DELIBERACIONES DEL INFORME 1965 DEL PANEL ROCKEFELLER, Y LA PRESIÓN CADA VEZ MAYOR EN LOS NEGOCIOS Y LA INDUSTRIA DE ASUMIR UNA MAYOR RESPONSABILIDAD DE LA AYUDA, CRECIMIENTO Y VITALIDAD DE LA VIDA ARTÍSTICA DE LOS PAÍSES. SU ESTRATEGIA CONFIÓ EN ACENTUARSE DRAMATICAMENTE Y GIRAR EN TORNO A LA LEGITIMACIÓN DEL ÓRDEN ECONÓMICO Y EL PODER SOCIAL QUE EL PATRONAZGO DEL ARTE PODÍA TRAER A UNA CORPORACIÓN, SIN IMPORTAR CUÁN CRÍTICO Y POLÍTICO FUERA EL CARÁCTER

DEL TRABAJO. (Mayúsculas mías…)

Un buen caso es un folleto que lanzó en 1967 para promover la imágen a los clientes corporativos potenciales. Este planteamiento se organizó alrededor de una serie de preguntas retóricas que se presentaron a la corporación solicitada, con respuestas implícitas, especificando el valor de la obra de arte .

“Arte? Por qué debemos involucrarnos con arte?” La respuesta hace eco muy de cerca a las solicitudes para el patrocinio corporativo de las artes que vienen de centros los de negocios y la industria: “Porque el arte es buen negocio. La corporación contemporánea tiene mucho que ganar de su identificación con las virtudes positivas que las artes poseen”. Las ventajas son detalladas :

«Específicamente , una identificacin con las artes hará lo siguiente :

a . Mejorar la imágen de su compañía haciendo que su público se entere de lo que usted está haciendo por la comunidad .

b . Ayuda a proporcionar una personalidad más acabada a su corporación añadiéndole una dimensión cultural.

c . Proporciona un elemento de riesgo, único y emocionante en la presentación de sus productos y servicios .

d . Promueve una mayor aceptación pública de su corporación y sus productos y servicios haciéndolo a usted mismo más atractivo y visible en el mercado”

Otra pregunta: “¿Es ésta la época correcta de involucrarse en un programa de arte ?

Definitivamente: Como usted sabe, la corporación moderna se encuentra en curso de aumentar su implicación en la vida cultural de Estados Unidos. Dentro de algunos años

gran parte del entusiasmo asociado a las artes habrá sido explotado, y drenado así de su actual valor en cuanto valor de relaciones públicas. Ahora es el momento de involucrarse con las artes y capitalizar la gran reserva de interés, entusiasmo y prestigio “.

En el núcleo del mensaje de folleto dice que es absolutamente necesario agregar la sugerencia de que una asociación con el arte podría asistir en última instancia al jefe corporativo “a la hora de hacer circular bienes en el mercado”. Pero la estrategia de Siegelaub radicaba más concretamente en proponer que las ventas crecientes se derivarían del tipo de imágen, prestigio, y legitimidad que un jefe corporativo ganaría con coleccionar arte.

«Image representa sus intereses. Y lo hacemos viendo el mundo del arte desde su punto de vista».

Carlos Salazar

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Superparadigma

De pronto es la situación del país. De pronto nuestro medio artístico está mutando a un estado en el que sólo se trabaja si hay un premio cuantioso, un tremendo catálogo institucional, la posibilidad de vender o en definitiva, de recibir algo a cambio.

Además de manteles, vajillas, monitores, videobeams y demás parafernalia, más allá del marco lo que parece existir es una gran apatía por trabajar en proyectos contundentes en espacios y/o convocatorias que no ofrezcan gratificación económica garantizada.

‘La Rebeca’ mantiene su formato ‘non profit’, experimental, propuestas de artistas locales y extranjeros. ‘V y K’ quiere explorar el territorio de las instituciones independientes pero sin dejar su naturaleza comercial. ‘Diners’ cambia de dueño y pretende rememorar los tiempos del ‘Salón Atenas’ para darle un ‘toque vanguardista’ a una galeria decididamente comercial donde el que más vale es el que más vende.

Por el lado institucional el Banco de la República tiene las super salas, la mejor colección y unas políticas cada vez más conservadoras. El MamBo practicamente desapareció

del escenario, sigue funcionando con los problemas de siempre y sin la credibilidad de otros tiempos. El Planetario sin una estrella que le sirva de guía sólo parece brillar

con el Luis Caballero y una que otra propuesta en su sala de proyectos.

Ahora si estamos a la altura de Nueva York, mutando a la par en una especie de nebulosa en la que nada parece importar, en donde ‘a nivel privado la insatisfacción es rampante y a nivel público impera la resignación’.

Como lo señala Jerry Saltz*: ‘vale la pena recordar que el sistema no es la substancia; cualquiera de nosotros es más grande que él.’

Eso no debemos olvidarlo.

MB

* Super Babylon / Jerry Saltz >

http://www.villagevoice.com/art/0437,saltz,56700,13.html

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Arte corporativo corpulento

Hace ya días que vengo trabajando de vendedora en una tiendita la mar de mona, a la que van señoras muy elegantes. Hasta doña Elvira va por allá cada rato… y doña Betty también, ah, y doña Gloria de vez en cuando. A mí me pagan una miseria, pero lo que pierdo en plata lo gano en roce social… pero en fin, no es la precariedad de mi economía doméstica lo que me trae a este foro sino el reporte de precios, utilidades e inquietudes.

La primera es una cuestión seudo-artística: la ansiedad de saber si de algún modo todos esos objetos con la imagen de Botero (carteras, vajillas, jarritos, delantales de cocina, lapiceras, rompecabezas y lápices que se venden en el almacencito en que laboro) podrían ser entendidos como una especie de Inserción en Circuitos Ideológicos, en tanto utilizan un objeto en circulación (en este caso las diversas mercancías), para generar una torsión de sentido que tiende a la democratización de una información o una tenencia… si esto fuera así, el señor Botero pasaría de ser un pintorcito de mofles con un impresionante sentido de los negocios, a uno de los artistas más transgresores de la contemporaneidad, en tanto anuda el parasitismo de Meireles (paradigma del artista social contemporáneo) a la lógica del Capital entendido como exacerbación de imagen, todo esto, como en el reinado de Cartagena, salpimentado con las lógicas de la «Belleza con Función Social». Y si digo que hay torsión y democratización, lo digo porque una cosa es comer bandeja paisa en un pinche plato de cerámica producido por Corona, a comer en ese mismo pinche plato decorado con las voluptuosas imágenes de nuestro más laureado pincel. Y bueno, puede que uno no tenga un capital de megatraqueto para comprarse, digamos, la mandolina sobre una silla, o la adelita, o la familia colombiana, pero ya es progreso y democracia comprarse el delantal estampado con esas obras. ¿No que la democracia es Representativa?

Segundo, y pensando en Carlitos, quien remitió el texto sobre Image, me pregunto qué pasa cuando esa misma estrategia corporativa se aplica sobre el grueso de las clases media baja, media media y media alta que se sienten «matadas» con cada perendengue boterizado que sale al mercado, a precios bastante razonables, si es que estamos hablando de Arte:

– Juego de Café (4 tacitas y 4 platicos lo más de cucos): $58.000ºº

– Set de Jarra, Azucarera y Cremera: $88.000ºº

– Platos Pandos Grandes: $35.000ºº

– Delantal de cocina: $45.000ºº

– Par de platos pequeños (de postre): $26.000ºº

– Rompecabezas: $26.000ºº

– Reproducciones «Originales» (aunque suene raro, me refiero a las que tienen la contramarca de Museos y Donaciones): $15.000ºº a $35.000ºº

– Reproducciones «piratas» (con passe- par tout y todo): $12.000ºº

– Cajitas y lapiceras (medio piratas, eso sí): $20.000ºº a $50.000ºº

En fin… lo importante es que de $20.000 en $20.000, creo, se llega cada año muy a Roma, o más bien a Venecia.

Como dice la propaganda: «Hay cosas que el dinero no puede comprar, pero para Fernando Botero existe Mastercard».

PD: Hay algo que me causa curiosidad: Darle de comer a los jóvenes en platos de Botero, ¿no los inducirá a la anorexia?

PD2: ¿No sería buena idea que los $100’000.000ºº de la convocatoria se los dieran al ganador en merchandising de Botero? Si les gusta tanto… ¿no?

Bue… me voy a dormir, mañana tengo que trabajar temprano o me echan.

Besos, Paquita.

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Protagonistas de Pintura

Por el monto del premio, la gran expectativa que ha causado esta suerte de reality que podria llamarse ‘Protagonistas de Pintura’ y el tipo de declaraciones de los jurados -uno de ellos queda sorprendido por el ‘bajo nivel de las propuestas presentadas’, otro que eso se debe a que practicamente los artistas trabajaron por encargo- vale la pena tener en

cuenta esta nota de El Tiempo de hoy miercoles >

JURADO DEL PREMIO BOTERO ESCOGIO A 30 ARTISTAS

Los nombres de los seleccionados que participarán en Corferias se conocerán la próxima semana y el del ganador, en abril. El premio Fernando Botero, que convocó a artistas plásticos menores de 35 años de todo el país para otorgar un premio de 100 millones de pesos, reunió en Bogotá a expertos de cinco países que tuvieron oportunidad de medir el estado actual de la pintura y la escultura de los artistas jóvenes colombianos. El jurado, que se reunió el lunes pasado a escoger la obra premiada entre casi 600 presentadas por 300 artistas, estuvo ayer invitado a EL TIEMPO a un almuerzo en el que predominaron las discusiones en torno a la pertinencia del premio, la validez de la pintura, la importancia de los museos o las galerías y el estado del arte colombiano y mundial. Los cinco miembros provienen de distintos lugares del mundo: un italiano, un español, una estadounidense, un brasileño y un francés. Y juzgando por la torre de babel en la que terminó su discusión, es difícil creer que luego de mirar y repasar varias veces la

totalidad de las obras presentadas al premio hayan coincidido en el nombre del ganador.

Pelea cazada

«Lo más difícil del mundo es pintar un cuadro. Y además está mal visto. Una fotografía la puede tomar cualquiera que no sea yo», decía Eduardo Arroyo, pintor español, en defensa de la pintura. Marcelo Mattos, director de la pinacoteca del Estado de Sao Paulo, respondía diciendo que «la pintura no necesita ese tipo de argumentos» y que «no por ser pintura es mejor arte». Valerio Adami, pintor italiano, y Pascal Bonafoux, historiador y curador francés, han compartido con Arroyo (y con Fernando Botero, entre otros)

sillas en el jurado del premio Prince Pierre de Mónaco. La quinta juez fue Elizabeth Baker, editora de la revista Art in America.

Acerca de las obras que tuvieron oportunidad de ver, los invitados tuvieron diversas opiniones: Isabel Azcárate, directora de la galería Marlborough en Madrid, no era parte

del jurado pero sí fue observadora. Ella dijo haber quedado sorprendida por lo que consideró el bajo nivel de las obras presentadas. Mattos aclaró que esto podía deberse al carácter del premio, y que las obras resultaban «prácticamente comisionadas», lo que no permitía que se mostrara lo mejor del arte joven nacional.

Premio a la obra

Bonafoux, quien ofició como presidente del jurado, enfatizó en que las casi 60 piezas finalistas son de alta calidad. Ante el problema que podría generar el hecho de premiar una obra sin conocer la trayectoria del artista, casi todos estuvieron de acuerdo en que esa es la naturaleza de muchos premios. Mattos aclaró que no resulta un premio para el artista, sino para la obra. Arroyo añadió que el país debería utilizar el premio para girar la atención de otros países sobre el arte colombiano. «Pero yo lo volvería más

internacional -afirma-. Un año Colombia y Venezuela, el siguiente con Brasil…» El español concluyó que se debería aprovechar que Colombia «es un país donde el concepto de arte interesa» para crear un espacio de discusión de estos temas. En esa fue en una de las pocas cosas que todos estuvieron de acuerdo. En eso y en el nombre del ganador, en el que los jueces, a pesar de sus diferencias, estuvieron de acuerdo en apenas cinco horas.

Elegidos para elegir

El jurado del premio Fernando Botero fue reunido por María Elvira Pardo, la directora de la Fundación Jóvenes artistas Colombianos. El presidente, Pascal Bonafoux, fue contactado directamente por Botero quien lo conocía por haber sido su compañero en el premio Prince Pierre, de Mónaco. Pardo contactó a Bonafoux y le pidió que le recomendara otros nombres, de donde surgieron los de Valerio Adami y Eduardo Arroyo. Los otros dos, Elizabeth Baker y Marcelo Mattos Araujo, llegaron por otras recomendaciones y cumpliendo la idea de internacionalizar al máximo a los encargados de otorgar el premio. Estos son los cinco jueces del premio, que otorgará al

ganador o la ganadora 100 millones de pesos: Pascal Bonafoux: Profesor de historia del arte en la Universidad de París VIII-Saint-Denis. Jurado del premio Prince Pierre de Mónaco. Autor de varios libros, entre los que se destacan los que tratan la obra de Vincent Van Gogh. Marcelo Mattos Araujo: director de la Pinacoteca del Estado de Sao Paulo (Brasil) desde el 2002. Anteriormente dirigió el museo Lasar Segall también en Sao Paulo. Ha sido asesor de la Fundación Cultural Ema Gordon Klabin. Ph. D. de la facultad de

arquitectura y urbanismo de la USP. Eduardo Arroyo: pintor español. Sus obras hacen parte de las colecciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en España, y del Museo de Arte Moderno Lille Métropole, en Francia, entre otros. Valerio Adami: pintor italiano nacido en 1935. Participó en Documenta 3, en 1964 y en 1985 tuvo una retrospectiva en el Centre Georges Pompidou en París. Recientemente ha expuesto en Nueva York (Marlborough), en París y en Atenas. Elizabeth Baker: editora de la revista Art in America desde 1974. Recibió en el 2004 el premio por servicios distinguidos a las artes visuales entregado por ArtTable.

RODRIGO CAMPOS LÓPEZ

Redactor de EL TIEMPO

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Botero & las Farc

El ‘escaneo’ de Mery Boom al medio local, el acido humor de Paquita, la persistencia de Carlos Salazar, son intervenciones bien ‘dateadas’. Eso es clave. Pero que tal ir a «Resistencia», la publicacion de las Farc en Internet y encontrarse con severa pintura de mi comandante Marulanda realizada por el maestro Botero, ilustrando un articulo

sobre la crisis del neoliberalismo!? Para rematar, le dejan a la foto el logo del Museo Botero del Banco de la Republica. (que detallazo)

Obviamente a los visitantes de esta pagina (CIA, DEA, Kamaradas, ONG’s y otros «rebels of the jungle») la presencia de esta imagen les debe provocar mas de una sonrisa. Que ironía. Nadie sabe para quien trabaja. Ah! el articulo inicia con demoledora cita del poeta Zalamea que resuena cual petardo en este debate:

> «Como los lectores de libros sacros, los pregoneros de milagrerias y los loteadores de paraísos y nirvanas,» – como diría el poeta Zalamea-, tras el colapso del campo

socialista, salieron en tropel las alimañas de todas las pelambres con renovados bríos a proclamar «el fin de la historia», la eternidad del sistema capitalista la muerte

de la doctrina marxista, la necesidad de acogerse impositivamente a las reglas del mercado desregularizado al cual debían supeditarse todas las demás relaciones

económicas, políticas y sociales.»

Catalina Vaughan

Resistencia / Sección Economía >

http://farc.narod.ru/magazine/30/08s.html

Versión en ruso (para los kamaradas)

http://farc.narod.ru/magazine/30/08.html

Versión en inglés (para los ‘monos’)

http://farc.narod.ru/magazine/30/08e.html

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”Los cristianos deben aprender que el que da a los pobres o presta al necesitado actúa mejor que él que compra indulgencias».

Lutero. “Las 95 Tesis. Tesis 43.”

El disfrute de la belleza y el dinero son permitidos por el consistorio Danto/Kosuth siempre y cuando se ajusten a las leyes luteranas de la comunidad blindada en el «amor al bien» y no en el placer herético del fasto romano modernista del disfrute individual. Su campaña se basa pues en los paradigmas de seducción moral en que se basan todas las campañas publicitarias populistas.

a. El producto debe ser moralmente justificable para los valores personales y colectivos del consumidor.

b. Toda campaña publicitaria debe tener o fingir tener una razón moral. En éste caso la razón moral de la campaña debe mencionar sin falta la noción de Lebenswelt o mundo del trabajo o la clase obrera.

c. La campaña no mencionará el dinero salvo para aludir al bienestar de la

comunidad.

d. La campaña debe tener la historia a su favor.

Kosuth no alude pero aplica la ética protestante sobre la propiedad: tener dinero es un pecado, a no ser que se obtenga a través del “bien a la comunidad”. A los ojos de Dios el dinero es bueno si y solo si, revertimos la gracia que nos concede a través de éste usándola en su nombre. La manera pagana de ganar y gastar dinero del modernismo católico (Warhol, Dalí…) es herética. La de Kosuth gracia y predestinación jansenista.

….Instalaciones de materia/mercancía fecal de 134.500 freudianos dólares.

(Art in America ,Jan, 2000 )

Mas el negocio de series (bien grandes por cierto…) de posters de entre 60 y 300 dólares c/u, mas los libros a 200, mas los grabados que se venden entre de 2000 a 30.000 dólares mas las fotos a … bien puede hacer una babosada perecedera para latinoamérica y decir que para caro Picasso. Pocillos y corbatas con “A Four Color Sentence”? Apostamos?

Pero probemos un coctel que podríamos llamar “A Future Ghosts Project” o “Social Climber with Arguments”, compuesto de Lutero, Lenin y Loyola a partes iguales pero que llamaremos Art&Language. Una perla que puede aportar mucho al inicio del estudio del misterioso cerebro del artista conceptual.

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Éste hexálogo está tomado de “Blurting in Art & Language”, anotaciones hechas en órden alfabético por los miembros del grupo Ian Burn ( el gran Ian Burn quien por cierto es admirable por su valor y su consecuencia política pues dejó el grupo para irse a trabajar con el Australian Workers Movement….¿Quién se anima?. Mucho pedir no? ) Michael Corris, Preston Heller, Joseph Kosuth, Andrew Menard, Mel Ramsden y Terry Smith entre enero y julio de 1973 y que comenzó como una indexación de direcciones presentadas

en Documenta 5 en 1972.

El texto es una verdadera obra de arte solo comparable al Manual de los Jesuitas de Gracían de 1647, y bien podría uno creer que está inspirada en el aforismo 17 de éste, pero por supuesto recostado en Lenin:

…..17. Variar el estilo de actuar: “No obrar siempre igual. Así se confunde a los demás, especialmente si son competidores. No hay que obrar siempre de primera intención, pues descifrarán nuestra rutina y se nos anticiparán y frustrarán nuestras acciones. Es más fácil matar el ave que tiene un vuelo uniforme que a la que tuerce su tayectoria. Tampoco hay que actuar siempre de segunda intención pues entenderán la treta cuando se repita. La malicia está acechando la ocasión y se necesita gran sutileza para despistarla. El

jugador nunca mueve la pieza que el contrario espera, y menos aún la que desea.”

Como para ponerlo en neón!

Art&Language dixit:

OPORTUNISMO 246

La ambigüedad de un enunciado categórico tiene tres resultados posibles: resolvemos la ambigüedad incorporando el caso problemático a nuestros cánones habituales — esta solución es conservadora; revisamos o substituimos nuestros canones — esto es radical; o hacemos una suspensión del juicio y vivimos con la ambigüedad (i.e., lo dejamos sin resolver y manipulamos a voluntad cánones que se excluyen entre si o según la ocasión lo demande: ésto es oportunista). Art&Language es oportunista.

OPORTUNISMO 247

Lenin abogaba por el oportunismo cuando dijo que la clase revolucionaria debe poder dominar cualquier metodología sin excepción, y debe poder pasar de una a la otra de la manera más rápida y más inesperada.

OPORTUNISMO 248

El oportunismo eminentemente se justifica para cambiar de posición de cara a una comunidad inmersa en una crisis: ¿no era una problemática de Lenin el hecho de mantener una interpretación marxista particular de la revolución del proletariado de cara a varios grupos ‘ extremistas ‘?

OPORTUNISMO 249

Somos oportunistas con respecto a nuestros vocabularios en el sentido que ser oportunista significa cambiar nuestras metodologías a voluntad para satisfacer nuestro propósito/situación.

OPORTUNISMO 250

El oportunismo puede ser problemático si se sitúa en el mismo contexto que reconoce los dominios ´especializados´ como solo implicaciones de historias múltiples. Haga que esos dominios (e.g. la filosofía) mencionen una ideología del tipo que hace justicia a la noción de Lebenswelt: ¿se genera desde una preocupación por las dimensiones existenciales de vida-trabajo?

OPORTUNISMO 251

La oportunista Art & Language proporciona un contexto voluntarioso de autodidáctica (una capacidad extraña de aprender). En el caso de los procedimientos de Art & Language le proporcionamos las ambigüedades/anomalías que desafían lel hábito y fuerzan a la reflexión.

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….la piedra angular del negocio del arte contemporáneo estaba puesta…

Carlos Salazar

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Bueno……. y gana la buena pintura. Contemporánea y clásica a la vez. Entre los seleccionados hay conocidos artistas jovenes que han apostado por la pintura (carlos castro, sair garcia, barbarita cardozo) y que con sus exposiciones asi lo han demostrado. Otros, más conocidos por la fotografia y lo tridimensional (Pablo Adarme, Alejandro Ortiz)

vieron en este premio la oportunidad de afirmar que tambien la practican.

anexo nota de El Tiempo e imagenes de la obra de Mojica.

Mery Boom

MARCO MOJICA FUE EL GANADOR DEL PREMIO BOTERO

El artista barranquillero se presentó con su pintura ‘Incidente’ y fue seleccionado entre 300 propuestas. Antes de lo planeado, el pintor Fernando Botero anunció el fallo del premio que lleva su nombre y que, desde esta primera edición, se convirtió en el más importante del arte colombiano por la suma que otorga. Mojica es un consumidor de imágenes. No importa donde las encuentre, revistas, videos y libros son el alimento de su trabajo. «He visto cientos, miles de obras maestras de la pintura en circuitos secundarios -cuenta el ganador-. Las imágenes son detonadoras, la motivación de mi obra. Hago pintura con algunas de ellas que tengo almacenadas en mi memoria».

Su trabajo es meticulosamente planeado. Mojica, cuya vida transcurre principalmente en su taller barranquillero, en el que trabaja ocho horas diarias, nunca se para frente al lienzo con la mente en blanco. Hace pequeños bocetos para cada proyecto, estudia sus formas, agrega fragmentos y reorganiza todo mentalmente, antes de dar la primera pincelada.

Mojica, que estudió artes plásticas en la Universidad del Atlántico, está recién casado y es padre de un bebé de cuatro meses. «Soy rutinario -dice-, tal vez por eso me casé». Su obra, hasta la fecha, tiene un precio que gira entre los tres y siete millones de pesos. Ahora, con este premio, seguramente podrá llegar a nuevos circuitos, incluso internacionales, puesto que uno de los miembros del jurado, el pintor español Eduardo Arroyo, adquirió la pieza ganadora.

«Estoy impresionado por el premio y es importante actuar con mucha responsabilidad», dijo el artista, que piensa continuar con los proyectos que viene adelantando: una exposición, en mayo, en la Galería El Museo, de Bogotá, y otra muestra individual, en septiembre, en la galería Jenny Vilá, de Cali. Mojica piensa invertir parte del dinero obtenido en continuar sus estudios en el exterior y poder ver en vivo y en directo las obras de arte que han influenciado su trabajo y que hasta ahora solo ha visto en las

reproducciones de los libros de arte.

Por su parte, Botero se declaró feliz con el resultado del certamen, que lo motiva a él y a los organizadores del Premio -La Fundación Jóvenes Artistas Colombianos, liderada por María Elvira Pardo- a convertirlo en una experiencia anual. «La idea es promover un artista importante cada año -dijo Botero-. Pero, el premio también requiere un ambiente de estímulo local entorno a la tarea individual del creador. Me siento satisfecho de poder contribuir a una buena causa».

El criterio de selección tuvo en cuenta el dominio técnico del lenguaje empleado, la claridad de la propuesta entregada, la coherencia formal del trabajo y su aporte al contexto de la plástica nacional. El jurado otorgó una mención especial para Alejandro Ortiz Mejía, artista nacido en Medellín, en 1972, por sus obras El pan nuestro, lleve más y pague menos y El oro nuestro, lleve más y pague menos. Ortiz Mejía obtuvo el primer premio en el Salón Nacional de Artistas de 1998 y una mención de honor en el regional del

mismo año.

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Ganó la buena pintura?

No los quiero azotar más con el premio Botero.

Sin embargo, me han llegado sendos mensajes solicitando que argumente de forma más clara mi afirmación de que ‘ganó la buena pintura’. Primero, es una obra que goza

del apoyo de varios de los más entusiastas y apasionados defensores del arte contemporáneo. Tanto, que fue una -tal vez la única- pintura que se incluyó en la pasada

Bienal del MAMbo, que como todos ustedes recuerdan, estuvo a cargo de un equipo curatorial entre los que se encontraban Jaime Cerón y Ana Maria Lozano.

Eso por un lado. Por otro, la pintura de Mojica reinterpreta una instalacion de Elias Heim que en la pasada década generó todo tipo de expectativas por su aspecto ‘high tech’, que no se cumplen en la medida en que el arte contemporáneo que posteriormente logra exportarse nutre un mercado institucional sediento de imágenes del «otro» en soportes ‘low tech’.

No deja de ser irónico entonces, que después de tantos filtros anti-arte contemporáneo con los que Botero blindó su concurso, el premio vaya para una pintura que se mueve como pez en el agua por los circuitos del arte contemporáneo, y que además re-presenta -al óleo!- una instalación que venía acompañada en su momento de todo tipo de manifiestos en contra de la pintura.

Es cierto, de pronto ‘buena pintura’ no es claro. Lo que propicia este señalamiento, más que un juicio de calidad, es una compleja trama de relaciones que, ahí si, desbordan los marcos de la pintura, el mal llamado ‘arte contemporáneo’, sus padrinos distritales, los gestores del concurso y, seguramente, los del mismo Marco Mojica.

Ahora sí, adios.

MBoom

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La dictadura del mercado

«¿Qué sucede cuando la dictadura de mercado encuentra mecanismos y discursos tan poderosos que logra acumular capitales y beneficios de poder a través del eufemismo de luchar contra ellos?»

«¿Es la administración cultural un nuevo lugar para la acción de los mercados especulativos?» (Citas textuales, Pablo Batelli, Esfera Pública, 25 de julio de 2003)

¿Qué sucede cuando la dictadura de mercado encuentra mecanismos y discursos tan poderosos que logra acumular capitales y beneficios de poder a través del eufemismo de luchar contra ellos? (Cita Textual, Carlos Salazar, Esfera Publica, 26 de julio de 2003)

Catalina Vaughan bien puede hablar sobre la persistencia de los otros, pero poco tiene que decir sobre la persistencia de su propia memoria y de la obligada memoria del texto escrito. No tengo la menor objeción en reconocer una exactitud no preciocista y una certeza que no está empañada por el amaneramiento de lo virtuoso en Carlos Salazar, pero por supuesto, me veo obligado a señalar la falta de persistencia de la memoria de Catalina Vaughan cuando no logra recordar que la pregunta sobre la capacidad de absorción sobre lo disidente que ostenta el mercado ya se había planteado hacía nada menos que 17 meses atrás en esfera pública! (y como también lo señala Carlos Salazar, unos tantos años atrás mas en texto impreso). Simplemente porque creo que la omisión es una forma de violencia que se ejerce en contra de otro.

He insistido en participar en esfera pública bajo mi propio nombre o bajo la sombra de un heterónimo que creo está inevitablementa asociado a Pablo Batelli, el de Martin Cheap Cheapness. Este heterónimo ha salido a la luz a partir de la obscura y divertida obra de Diderot «El sobrino de Rameau», una oposición casi irreconciliable entre el autor y el personaje.

En diferentes ocasiones he señalado la dificultad que se desprende para el lector del requerimiento interno de acercarse a una intervención en el caso en que la autoría está identificada de manera ambigüa y poco clara. La razón es sencilla: en tanto el pseudónimo contribuye a la construcción de un espacio en donde todo lo que se diga estará siempre ausente de consecuencias personales – y tendrá valor sólo en el reducido circuito de nuestro ámbito íntimo que sí conoce nuestro pseudónimo- el nombre propio acarrea implica plenamente los riesgos de lo que se afirma y se expresa. Claro, es posible que lo que se dice detrás del pseudónimo implique verdaderamente unas consecuencias, pero se subestima la naturaleza de estas consecuencias cuando aquello que se dice no puede llegar a afectar directamente a quien lo dice, no al menos en la forma pública. El uso del pseudónimo ayuda a restablecer con mayor profundidad la frontera entre lo público -con sus consecuencias-, y lo privado -con su estatuto de anonimato y clandestinidad-.

Actuar bajo un pseudónimo inidentificable nos exonera del riesgo de la acción pública bajo nuestro propio nombre. Es posible que así se escriba un relato nacional, pero estará siempre sujeto a la verificación de las circunstancias específicas en que los psedónimos realizaron sus afirmaciones.

Así, han aparecido en esfera pública infinidad de nombres ficticios cuyas palabras, pese a la agudeza, destreza humorística, o acierto, carecen de la posibilidad real de la transformación que sucede a las palabras que se dicen desde una experiencia personal y una situación propia específica. En este último caso, en el caso de la plena identificación, la expresión propia puede implicar la indiferencia social o la absoluta censura por conveniencias políticas con efectos dentro o fuera del medio «plástico» (negativas de espacio, valoraciones con prejuicio, aproximaciones críticas de autosatisfacción pasional, bajas ventas… )

No pretendo entrar en una disputa insípidamente rigurosa en donde deba probarse la correspondencia entre textos y personas. En cambio, el anonimato en medio de una sociedad políticamente hostil a lo público se podría considerar como un acto que tiende a profundizar la frontera entre lo público y lo privado. ¿Qué de público existe en la expresión enmascarada con un pseudónimo? ¿Cuál es el riesgo? ¿Cuál sería entonces la virtud de expresarse a través de un canal que se llama esferapública si mantenemos nuestra identidad bajo reserva?

Me resulta incómoda la intervención de Mary Bloom en donde se señala que en el premio Botero «gana la buena pintura». Creo que la pregunta de todos modos circula tal vez en esfera, tal vez en las cavilaciones de quienes leemos estas intervenciones: ¿es buena porque ganó? o ¿ganó porque es buena? Y aquí me refiero a la obra, ninguna observación personal. «Gana la buena pintura» que además, se dice en esa intervención «es contemporánea». Todo expresado como con el afán de reponder a una situación configurada de antemano: la buena pintura es a su vez una «buena pintura contemporáne». A pesar de su reciente réplica, aún está abierta la pregunta.

Mary Bloom responde a una pregunta que reiteradamente he formulado en esfera pública: ¿puede la pintura aparecer como un evento dentro del ejercicio del arte contemporáneo?. Ante la Repuesta de Bloom, hubiera preferido una réplica en donde se hubiera demostrado que la pregunta misma está mal planteada, que estamos en un territorio donde ya no son siquiera audibles tales preguntas. En el quehacer plástico dominado por una nueva sensibilidad la pregunta no responde siquiera a los requisitos de la nueva gramática de la percepción. Pero, como en el caso de un premio, la respuesta la puede dar la dinámica social.

Entiendo que el diletantismo ofusque a algunos.

Pablo Batelli

* Resumen de intervenciones del debate sostenido en Esfera Pública entre enero 25 y febrero 20 de 2005

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