Pintura, violencia y narcotráfico

En su edición de hoy, la sección de arte del Huffington Post publica un artículo de Priscilla Frank sobre la obra del artista Camilo Restrepo, quien expone sus pinturas en la Galería Steve Turner en Los Ángeles. Aunque se suele pensar que el arte que se hace en Colombia sólo es relevante en el exterior si representa nuestra problemática social, más allá este mandato, se puede apreciar una interesante (y delirante) propuesta pictórica, así como un modo distinto de abordar esa temática que pulula en los medios, donde generalmente Colombia aparece asociada a temas de narcotráfico, violencia y guerrilla. 

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Reforma Agraria # 5, 2014. Tinta, pastel, cinta, recortes de periódico, pegamento, adhesivo y saliva en papel. (206,7 x 209,6 cm)

La exposición de Camilo Restrepo «El Sueño De La Razón Produce Monstruos» es un collage vertiginoso en colores pastel de personajes de dibujos animados, celebridades de la cultura pop, recortes de periódicos, sangre, saliva humana y color rosa.

La mezcla avezada y heterogénea está en marcado contraste con la seriedad del problema que representa – el tráfico de drogas y la violencia resultante que azotan a Colombia, país natal del artista. Sus pinturas captan un ángulo inusual e intrigante del tráfico de drogas, que representa a un mundo absurdo, donde los criminales asumen alias que, en cierto modo, develan un deseo infantil de fingir que están jugando. Esto lleva a los espectadores a disfrutar fugazmente de esta fantasía, al tiempo que Restrepo hace un sencillo recordatorio del horror que debajo de todo esto. Los posibles paralelismos entre lo criminal y lo inocente hacen que la violencia aparezca aún más grotesca.

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Restrepo, nació en 1973, actualmente vive y trabaja en Medellín, Colombia, donde las crónicas e historias del tráfico de drogas circulan diariamente a través de la prensa. En ellas se ve cómo los narcotraficantes usan alias que van desde personajes del cómic y figuras famosas, hasta animales y marcas comerciales.

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Judas, 2014 tinta, pastel, cinta, recortes de periódicos y la saliva en papel 46 1/2 x 24 3/4 pulgadas (118,1 x 62,9 cm)

Restrepo juega con el carácter absurdo de estas identidades falsas, yuxtaponiéndolas hasta crear un mundo en el que estos personajes parecen habitar en un universo paralelo y desquiciado. En la serie de retratos «Los Caprichos», Restrepo crea retratos de esos alter-egos extraños, que van desde Cristóbal Colón a Rambo.

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En «Salvador», una especie de Dalí con su icónico bigote, vestido de chaqueta y shorts de color rosa, monta un cerdo sin cabeza. En su mano lleva una taza de café que parece estar chorreando sangre, mientras sus ojos miran nerviosamente hacia el costado. En sus lienzos, Restrepo usa saliva para adelgazar hojas de papel. Varios documentos son luego pegados con cinta para «curar el papel herido», según dice la galería Steve Turner. Sin embargo, por desgracia, «las cicatrices permanecen visibles, mostrando una superficie devastada compuesta por doce hojas de papel, que se mantienen unidas como ‘pegadas con saliva’, al igual que la sociedad colombiana.»

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Reforma Agraria # 6, 2014. Tinta, pastel, cinta, recortes de periódico, pegamento, adhesivo y saliva en papel. (206.7 x 209.6 cm)

Para su serie «Una Reforma Agraria», Restrepo crea tres dibujos de gran formato, que muestran un mapa desquiciado de dibujos animados, recortes de periódicos, mangueras rojas que asemejan venas chorreando y ese tono rosa maravillosamente nauseabundo. Con apariciones de Walter White, el Mr Peanuts y Johnny Bravo, entre muchos, muchos, muchos más, este display cacofónico asemeja el intento desesperado de un policía para hacerse un mapa de una red criminal -y como si se hubiese vuelto loco en el proceso. Para estas obras, Restrepo arrancó imágenes de su cuaderno de dibujo, uniéndolas con cinta como en una especie de cirugía fallida. Las venas se arrastran a lo largo del lienzo y continúan sobre el reverso de las obras, lo que anima al espectador a mirar detrás, lo que refleja la complejidad sin fin de la guerra contra el narcotráfico.

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Esta exposición de Restrepo, que puede entenderse como una versión contemporánea de los grabados de Goya del siglo XVIII sobre de la corrupción y el absurdo, evoca un complejo entramado de dolor y juego. Incluso el tono rosado que inunda la exposición refleja esta interacción entre fantasía y realidad. Por un lado, la tonalidad irradia un resplandor en colores pastel nostálgica reminiscencia de una casa de muñecas o el torso de un muñeco. Por otro, el color se asemeja a la paleta informe de la carne humana.

 

* Traducción de Iris Greenberg para [esferapública]



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